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¿Cuándo podremos clonar un mamut?

Atención: Lo primero que debemos preguntarnos es, no solo si es ético, sino si es viable reintegrar a una especie extinta hace 3.700 años de nuevo en el planeta.

Clonar o resucitar a un mamut es uno de los esfuerzos a los que están dedicados países como Rusia y Japón.


Cualquiera que haya visto la película Jurassic Park (1993) podrá entender el mensaje principal de la película: más allá de plantear una posibilidad de ciencia ficción (que ya se ha comprobado que no puede llevarse a cabo debido a la antigüedad del ADN de los dinosaurios), la cinta lanza una idea muy clara: el ser humano no debe “jugar a ser Dios”, dado que esto conlleva riesgos.

Pero, ¿no es este statement anticientífico y antiprogreso? ¿O el afán por resucitar criaturas extintas es solo fruto de la osadía de los engreídos humanos? ¿Tendría algún beneficio para los ecosistemas del planeta, o solo supone un reto filosófico, y un logro económico (creando rentables parques de atracciones)?


Una de las criaturas que más fascinación provoca en los científicos (además de los inalcanzables dinosaurios) son los mamuts. Un equipo de investigadores de Estados Unidos, Japón y Rusia, liderados por Akira Iritani, de la Universidad de Kyoto, anunció a principios del año 2011 que intentaría resucitar a los mamuts usando las modernas técnicas de clonación tras extraer tejido de un ejemplar del animal extinto conservado en un laboratorio de investigación ruso.

En 2013, el esqueleto de un mamut lanudo en buenas condiciones se encontró en el norte de Siberia. El descubrimiento provocó el entusiasmo de los científicos y los medios porque el cuerpo contenía un "líquido rojo" que podría ser sangre. Por tanto, encontrar un núcleo celular intacto en un glóbulo rojo, permitiría a los científicos insertarlo en el óvulo de una elefanta para gestar un híbrido de mamut lanudo y elefante.

El propio Akira Iritani, de 90 años de edad, se encuentra trabajando en la actualidad en una técnica que pueda hacer esto posible, aunque ahora mismo la perspectiva de que nazca un mamut a corto plazo es todavía lejana. Respecto a las implicaciones éticas de su trabajo, Iritani afirmó en marzo de 2019 lo siguiente: “Dado que muchas especies se extinguen por acción del ser humano, es mi deber preservarlas”.


¿Es ético y científicamente viable “resucitar” a un mamut?

La primera pregunta que deberíamos hacernos es para qué querría el ser humano resucitar a un mamut, un animal extinto hace 3.700 años.

Además, podríamos preguntarnos también, no solo si este ejercicio es ético (dado que viola principios básicos de la naturaleza y los ecosistemas) sino si sería viable reintroducir a un animal desaparecido del planeta durante milenios de nuevo en un ecosistema cambiante, y con un equilibrio delicado.

En 2016, la revista Functional Ecology publicaba un informe que analizaba las implicaciones éticas y científicas (pero especialmente científicas) que supondría la resurrección de un animal extinto, y su introducción de nuevo en un ecosistema cambiante y evolucionado, suponiendo que las técnicas de clonación aplicadas por los científicos puedan llevarse a cabo.

Pues bien; el informe contempló el caso de la reintegración en los ecosistemas del planeta de dos animales extintos, el mamut lanudo y la paloma de la Carolina o paloma pasajera (una especie de ave); y para ello, se hizo dos preguntas: ¿La clonación de un animal extinto como el mamut beneficia a las comunidades y ecosistemas ecológicos?; y, el segundo lugar: ¿Podremos recuperar eficazmente las funciones de esta especie teniendo en cuenta los cambios que ha sufrido su hábitat natural con el paso de los milenios?

A continuación, procedemos a resumir el análisis realizado por los autores del informe en el caso concreto de la clonación del mamut lanudo.

Los mamuts influían en la renovación de nutrientes del suelo

Se cree que los mamuts moldeaban la descomposición y el recambio de nutrientes del suelo al consumir grandes cantidades de vegetación, lo cual resultaba especialmente importante en climas fríos, donde la renovación a menudo ocurre lentamente.

Se estima que cuando la megafauna del Pleistoceno, incluidos los mamuts, se extinguió, la capacidad media mundial de distribución de nutrientes de los animales terrestres se redujo a aproximadamente el 8% de los valores previos a la extinción, lo que precipitó una disminución del 90-95% en transporte lateral de nutrientes en las Américas.

Además, los mamuts parecen haber ejercido importantes impactos de ingeniería mecánica y de paisaje en los ecosistemas. Se cree que el pisoteo y la alimentación agresiva de estos mamíferos de 6 toneladas creaban perturbaciones que permitieron que crecieran pastos menos competitivos donde el musgo o el bosque serían dominantes. La pérdida de tales “ingenieros de ecosistemas” (como cita el artículo) de megafauna probablemente contribuyó a los cambios de estado ecológicos en América del Norte: hubo un aumento notable en el denso bosque leñoso y bosques caducifolios en América del Norte y, en latitudes más altas, un cambio de estepa de pastizales a tundra dominada por musgo.

¿Puede la clonación del mamut recuperar sus funciones únicas?

A priori, parecería que hay áreas en el Ártico que tienen los parámetros climáticos necesarios para el ecosistema ideal de los mamuts: una estepa gigantesca y poblaciones de pastizales. Sin embargo, y tal como indica el informe, ningún estudio de extinción ha abordado la influencia del pH del suelo: en los últimos 10.000 años, los suelos en esta región pueden haberse vuelto demasiado ácidos, como resultado del aumento de la humedad del suelo, como para soportar el retorno de los ecosistemas de pastizales.

Otros factores que dificultarían la resurrección del mamut: los cambios post-glaciales hacia regímenes climáticos más cálidos en las latitudes más bajas han alterado de manera similar la vegetación. Además, el informe determina que sería “difícil o inviable” introducir mamuts a determinadas latitudes en América del Norte, debido al inevitable conflicto humano-mamut.

Las áreas del Ártico con los parámetros climáticos necesarios propuestos para una supuesta reintegración del mamut están menos densamente pobladas, pero aun así habría que tomar medidas para evitar la superposición de mamuts y la civilización humana, tanto por el bien de los propios mamuts como de las personas.

Un ejemplo de los problemas de convivencia que tendrían los mamuts y los humanos, cita la publicación, reside en la “alta frecuencia de conflictos” entre elefantes y humanos en África, lo que proporciona indicios de la dificultad de convivencia entre ambos, incluso en entornos rurales.

El informe considera que algunas de las complicaciones asociadas a la convivencia de los mamuts y los humanos podrían paliarse teniendo tomando algunas medidas locales (supresión de plantas leñosas, programas centrados en paisajes vallados más pequeños), pero aun así “no serían suficientes para recuperar las funciones ecológicas proporcionadas históricamente por los mamuts”.

Conclusiones

En el apartado dedicado al mamut, el informe concluye que “no está claro cuánta esperanza podemos tener en revertir los cambios de estado ecológico a gran escala y recuperar las funciones ecológicas del mamut, para su correcta reintegración en el ecosistema, como los servicios de transporte de nutrientes perdidos”.

Para terminar, el informe llega a las siguientes conclusiones. En la cuestión de la clonación de animales extintos, y su reintegración en los ecosistemas cambiantes de planeta, los científicos deberían:

  • Seleccionar las especies que sean mejores candidatas para este proceso, que serán aquellas que tengan bajos niveles de redundancia funcional (es decir, cuya impacto en los ecosistemas no sea demasiado alto)

  • Priorizar a las especies que se han extinguido más recientemente, puesto que los intentos de reintroducir las funciones pueden ser ineficaces si ha transcurrido demasiado tiempo (si los ecosistemas han cambiado demasiado).

Por último, el informe también menciona que la búsqueda de estos niveles de funcionalidad bajos (para la selección de un candidato) son extremadamente subjetivos pero, que aun así, “merece la pena”.


En cuanto a los riesgos de “resucitar” un mamut, como criatura extinta que es, y reintroducirla en el ecosistema, el informe menciona que las comunidades ecológicas evolucionan dinámicamente, de modo que las especies resucitadas y sus funciones recuperadas podrían combinarse mal con las redes ecológicas existentes, y que esto podría provocar “reacciones en cadena difíciles de revertir”.

Además, es poco útil ignorar la funcionalidad natural que tiene el proceso de la extinción en la naturaleza. Es decir, vulgarmente hablando, “la naturaleza es sabia”.

Un punto positivo

Otra cosa es que la propia extinción esté propiciada por la actividad humana. Ahí, precisamente, reside el punto positivo que destaca el informe: la clonación de especies extintas puede ser beneficioso en el caso de especies que se acercan peligrosamente a la extinción pero que aún no han cruzado el umbral.

No obstante, el informe advierte de que “participar en la resurrección de especies para las cuales las barreras naturales son insuperables puede resultar en un ejercicio de frustración ecológica”.


Escrito por Laura Marcos, en Muy Interesante.


Fuentes:

  • A mammoth undertaking: harnessing insight from functional ecology to shape de‐extinction priority setting Douglas J. McCauley, Molly Hardesty‐Moore, Benjamin S. Halpern, Hillary S. Young (2016) British Ecological Society (doi:10.1111/1365-2435.12728)

  • Signs of biological activities of 28,000-year-old mammoth nuclei in mouse oocytes visualized by live-cell imaging; Akira Iritani. (2019) Scientific Reports (doi:10.1038/s41598-019-40546-1)













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